lunes, noviembre 9

A media noche

El cómodo letargo,
que en exquisitos momentos
de exquisita conciencia
uno vislumbra como fluorescencia
en un lúgubre sendero,
agota cada ceño frucido
y cada virgo descosido,
para dibujar en la arena
el esquema de un grotesco destino,
que desaparece en sal diluído
con cada ola sobre el camino clandestino.
Sólo ahora con luz selenita,
camino entre tus dedos,
que presionan a los míos
gritando a pleno pulmón versos obscenos,
disfrazados de civismo
construyéndome alas
inmunes a las balas
de un legítimo abismo
entre las sábanas,
porque en el campo de batalla,
donde irracionalmente existe la nada,
el todo se convierte
en mi último intento de emboscada
para caer otra vez derrotado en tu mirada,
y mi pecho, ahora nervioso por estar cercano
de un modo absurdo a tu mano,
se detiene un instante en vano,
para así descansar,
en la última caricia del azar.

viernes, octubre 30

Metro de Madrid informa...



Paisajes efímeros de cotidianeidad cambiante, rutina de perfiles y caras que no se repiten y nunca se reconocen. Miradas perdidas en el propio devenir, en el dejarse ir en trenes del subsuelo, dejarse crecer, multiplicarse, morir en el paso de los días sin vino ni rosas... también sin espinas. Como la Santa Compaña nos dirigimos a los andenes del metro en rebaño y dudo de la humanidad de los individuos que conformamos esa masa.


¿Vivir era esto?

Mis pasos siguen los ritmos que entran en mi cerebro vía mp3, el volumen impide penetrar el chirriar de ruedas en mi estado catatónico cuando el tren frena en la estación. Como un fantasma levito sin fijar mis ojos en nada, sólo letras de canciones que empañan de tintes ficticios toda percepción y frases clave encuentran ahora significado en los ojos vacíos de mi reflejo, ése que no he reconocido como propio, hoy dejarse llevar no parece tan sugerente como antes.
Al salir a la luz natural, mientras camino sin rumbo en dirección a mi casa sigo sin fijar la mirada, envuelta del propio oscurecer brillante en la ciudad, no hay riendas que tomar, no hay timón, simplemente vagar sobre las baldosas que piso a diario y de las que no puedo afirmar color ni forma.





De pronto bañarme en la polución rojiza del atardecer madrileño es una sensación y ya no soy tan autómata, entre canciones y nuevos sentidos, en mis labios se esboza media sonrisa torcida. Quizá ahora esté viviendo.



domingo, octubre 11

Regreso

Ya estoy de vuelta, acabo de llegar y empezaré las clases esta semana. La ciudad se me aparece ajena y extraña pero traigo en mi equipaje ganas de hacerlo mejor este año, de vivirla mejor que en tiempos pasados y, esperando el cambio de rutinas, siento que la inspiración se ha olvidado de mí, así que, y de nuevo porque le gustó en su día a Sapoconcho que está lejos y le echo de menos, recupero del baúl de mis catarsis algo que escribí hace 3 años, mi personal apología demente de platonismos y cobardías... debí invitarle a café y no inventarme los matices de lo que pudo haber sido su compañía. Ahí queda


Fijé todos tus rasgos en mi memoria mientras escalofríos descendían por mi espina dorsal, cada línea gestual, cada mueca, salvo tus pupilas mordientes.
Tu voz se asoma a mis recuerdos como un aleteo tenue y tu sonrisa me persigue desde anoche. Todo corpóreo, nada personal, salvo la querencia de un cigarrillo a cada rato.
He cruzado la línea que marqué con señal de peligro, la frontera que separa la razón del tacto, de buscar tu esencia en mis sentidos, el estado previo a la locura.
Enfermo de tu ausencia, paranoia, ideo la manera de acercarme sin dar señas de mi desesperanza, maquino y no llego a fabricar nada factible.
Ni siquiera un día calma mi sed, los quiero todos, incluso en la distancia, de reojo.
Al menos, aún no te persigo, me cruzo con dignidad y temblor en las rodillas, me haces olvidarme de andar... Soy, simplemente, un digno caracol que mira altivo mientras se arrastra.
Y, a pesar de lo dicho, me empeño en racionalizar el nudo en mi estómago sin encontrar hoy respuestas de las que hace dos días hablaba.
Con los pies en el suelo, sin tus manos cerca, sin ver como el humo se escapa de tu boca, puedo recordar momentos de serenidad y cordura, puedo comprender todo lo que he inventado en torno a ti como una treta, pero si estás miro la horizontalidad de tus hombros con el ánimo de sentirte respirar.

jueves, septiembre 10

Re-caidas



Acabo de salir del trabajo y me he hecho el mejor café que he hecho nunca, se conoce que estoy inspirada, aunque no lo suficiente como para escribir algo realmente imponente, así que, aprovechando que me toca actualizar ya que el compañero al fin ha dado señales de vida, voy a dejar una cosa que escribí en mayo y que tuve la suerte de escuchar a Sapoconcho de viva voz en una exposición de LATENTE (Me habría encantado escuchar también a Maca). Y ¿qué es LATENTE? Es una asociación artístico-cultural de Madrid en la que participan jovenes inquietos y con inquietudes, muchos son amigos míos y de Sapoconcho, y se hacen exposiciones para dar a conocer al mundo un poquito del talento que algunos tienen escondido, desde lo pictórico hasta lo musical, pasando por todas las vertientes artísticas que se puedan ocurrir... No hay más requisito que el poner ganas y saber hacer... Por cierto, a todo LATENTE, muchas gracias por considerarme artista aquellas tardes.



Sólo tenerte a mi lado me permitió reposar en brazos de Morfeo y, al despertar en la espesa negrura, sonreí sorprendida ante la belleza del esbozo difuso de tus rasgos.
Cada casual roce de tu cuerpo fue para mi fuente de gozo y el pasar del tiempo entre tinieblas convirtió en acuciante el deseo de tu abrazo. Y fue con la mañana cuando supe lo cerca que estaba del abismo.
Sentí ausencia de ti al volver a casa y me dio miedo la sed de tu presencia. Como pizcas de sal repartiste pedacitos de luz que guiaran mis idas y, entre idas y venidas, cerré los ojos y pude conocer a qué sabe la vida.
Contigo vi estrellas imposibles en el centro del mundo, subimos colinas cogidos de la mano, y subiendo recorrí, sobre mis propios pasos, un antiguo camino que tenía olvidado. Y me vi de repente, sola, en el pico más alto, meciéndome el viento.
El exceso de luces, como con la sal, me hizo perder el norte y el agua, empezando a rodar de las cuencas inanes de mis ojos fijos un reguero de sal que inundó mis mejillas y, al llegar a mi boca, escocieron heridas del pasado ocultas en las llagas de mis labios.
Comenzó la demencia y giré sobre mi eje, ya desviado, durante horas hasta llegar al borde de un escollo escarpado, y admiré la belleza sublime del ocaso y grité, esperando que el eco me devolviera al mundo, pero fue tu voz lo que oí gritar más alto, entonces comprendí, impotente, que nuestro viaje fue un sueño inacabado, el vacío bajo mis pies me atrajo, y de tu voz nací cual nuevo ser alado.
El vértigo pasó, como la vida, lo llamaron amor en otros casos, cerré los ojos y me dejé volar, degustando de nuevo la esencia de la vida, con exceso de sal, de cuando en cuando.
Me temblaban las manos al principio del frío que se instaló dentro de mi, de rabia, de impotencia, me convertí en desgarrador llanto desconsolado, jirones de mis entrañas me dieron calor y me calmaron, a pesar del dolor hueco de los desgarros del alma.
El viento que azotaba mis mejillas se llevó litros de tristeza aún enredada en mis pestañas, se formaron de ahí nubes amargas que cubrieron de sombras el descenso. Sentí todo este tiempo pinchazos en mis sienes, inyecciones continuas de acordes de nostalgia que envolvieron recuerdos al vacío, la frecuencia descendió con el nivel de decibelios y no quedó en mi paladar, ni aun difuso, un sólo matiz del sabor que me brindaste, entonces entendí que estaba lejos y Eolo tuvo al fin toda mi agua. Y yo, ya fuente seca, no fui más que estatua de sal resignada.
Ahora espero la lluvia que brotó de mi cuerpo, que me diluya y me esparza en la caída, como pizcas de luz que guiaran tus idas, en pedazos de sal que arrasen cada franja de suelo donde yo repose. Y empezaré de nuevo, donde no haya raíces, buscando una vez más el nudo en mi garganta, la tensión en mis hombros, el temblar de rodillas, el tambor de mi pulso...
El miedo, el escalofrío, la descarga de vértigo en mi espina dorsal que me obligue a olvidar la lucidez, que sustituya razón por tacto, que me enseñe por fin a volar con alas ilusorias, que impregne mis sentidos de pasiones de vida... sólo por esto, valdrá la pena cualquier nueva caída.

domingo, agosto 30

En estado volitivo



Hay momentos en los que almas lloran, en los que vidas completamente se redecoran. En los que los sentimientos mas íntimos afloran, esos en los que el único refugio pasa a ser éste Coral.

Ese, al que como yo, fanáticos adoran, cuando las lágrimas en la garganta se atoran, cuando reflexiones en soledad más se valoran, cuando las páginas de canciones de paz harán que, recuerdes horas que viviste en ese parque, amistades que perdiste, amistades que ganaste. Situaciones que ya viste en un deja-vù triste, un quiste que estragiste a tu mente para que embarque en un viaje a otro lugar, que hará que se desmarque del resto que se ahogan ancladas en ese estanque. Dejando que el ritmo marque el momento en el que arranque, el motor que, por amor a esto, debería dejar que el sonido que consigue erizar tu piel cobre el sentido, y la importancia que merece dentro de lo que has vivido.

Coge las riendas de tu vida, convencido de que eres uno más de los que jamás ha fingido. Y ese lazo que con el siempre te has unido, ese que hizo que dejases de estar deprimido, ese que venció la maldición que ya se ha ido, ese cuya hermosa premonición hoy se ha cumplido.

Nuevo coque, comenzaste a ver las cosas al fín desde otro enfoque, con más magia y ese toque de ilusión que descoloque los cimientos de ese bloque, trás un choque que provoque que tu cuello se disloque. Porque la profunda herida que causó el estoque, hace que tu vida se hunda y un tiempo pasado evoque, en el que música fue a salvación y ha sido que, en forma de canción en tu razón, hace que brote la esperanza. Que el peso de las cosas buenas equilibren la balanza, que tu refugio personal te llene de templanza, la música de fondo con la cual tu vida avanza, y es entonces cuando hasta la luna puedes alcanzar.

miércoles, agosto 26

Y sobre el amor...?


Impotencia argumentativa... partiendo de una base que responde a perspectivas y a que fuera de un discurso especulativo, el amor tristemente muere con el romanticismo en una apología biologicista, prefiero lo primero.


Amor, nos gusta, a pesar de que, en mi opinión se haya definido el enamoramiento muy tremendísticamente como " estado patológico de disgregación del yo (sí, esto es Freud) próximo al delirio" (y es que cuando le venía la inspiración, pangermanismo austríaco!); pues a pesar de, y a hora me pongo muy freudiano, continúa gustándonos el "onanismo intelectual" este del amor, y es que estoy convencido de que nos enamoramos antes de nosotros mismos y nuestra percepción de estar enamorados, del amor romántico en sí, que de otra persona a la que atribuír adjetivos para hacer cómplice de un camino particular, para empatizar en una esfera creacionista, una esfera perceptiva inexistente, una sensación neuronal que culmina en divergencia mental dependiente... si es que sí que hay desetructuración.

Entonces, ¿por qué nos gusta tanto sentirnos impotentes? quizás lo que realmente nos satisface es una pseudoexperiencia de "logolización de lo contingente", de una aproximación mística al placer intelectual y a la reciprocidad carnal... Venga ya! Simplemente lo reduciría a un lastre antropológico cultural... es verdad que la dependencia materno-filial es evidente, pero no es algo necesario en sentido ontológico ya que parir un hijo debe ser sobrecogedor, pero no deja de verse como una dependencia de algo material, una madre que se encariña con una posesión y un hijo que se enamora de la superación de una vulnerabilidad existencial... aun así, en el improbable caso de estar en lo cierto, la explicación biológica sujeta a modos de actuar adquiridos por una comunidad no se justifica hoy por hoy, en un planeta en el que la protección endogámica sí que se ha desmitificado, (sin ir más lejos por la conectividad social que ahora mismo la telemática me permite que conocedores de mi idioma con un router puedan leer en cualquier parte del planeta mi pajilla mental... )

Entonces qué? Cambian los tipos de amor romántico? maduramos sentimentalmente a la vez que el "zeitgeist" (espíritu de una época) evoluciona circunstancialmente? realmente creemos que podemos sobrevivir sin ello? Es más, podría una persona ser educada de tal manera que no pudiese sentir ni el mínimo grado de dependencia sentimental? y esta nueva categoría en un código moral hipotético sería más lícito?

Creo que no quiero encontrar una respuesta... Nos gusta ser masocas, porque realmente existe placer en el sufrimiento, en el estado más enajenado de autoafirmación de la vulnerabilidad en un medio hostil... Deberíamos superar que no podemos hacer filosofía primera sobre las cosas, ni éticas de máximos, ni idealizaciones conceptuales de abstracciones que sólo tienen propiedad en el hecho de considerarse animal racional... a veces la autocrítica viene muy bien para un despertar placentero esporádico, para un regocijo intelectual de apopléjica pedantería con vistas a superar el drama del hombre pero en este cómico planeta lo que realmente cuenta es la supervivencia y un autoengaño de placer hedonista...

... las caricias y los mimos nunca matan y siempre enseñan!

domingo, agosto 23

para (alter)arte...


A todos aquellos que no ven el arte como un mero entretenimiento de la vida contemplativa.

A todos aquellos que con sus reflexiones solitarias buscan un nuevo amanecer, sentir que la vida avanza,
que no hay absurdo en la palabra esperanza, que hay algo más que está por ver y por hacer…

A todos aquellos que no ven dinero en el arte, ni arte en el dinero.

A todos los que aburridos de pasear por calles grises que transforman los días en sombra, todavía tienen fuerzas para un último suspiro, un último grito, una última alteración en grado de revolución.

A todos ellos, si están convencidos de que, al igual que el mundo se destruye a si mismo, el mundo puede cambiar, mostrando belleza, hiriendo a fantasmas monótonos con bocas descosidas que lo último que ahora quieren es volver a sellarse. ¡Comencemos a alterar!
Dejando que el ritmo encienda el motor de una importante y colorida salvación de olores, melodías, sentimientos, imágenes y coreografías que han perdido el freno, en un imparable torrente de veloz inquietud artística que está a punto de explotar.

Somos uno y no somos nadie. Estaremos continuamente mostrando que, por ser abstracto, todo se puede expresar y a todo el mundo se puede llegar, no dejando indiferente.

Porque no vivimos en el mejor mundo de los posibles, vivimos en el mundo que nos ha tocado cambiar y nos dejen o no creernos en la posesión de nuestra libertad, ¡Tenemos las fuerzas suficientes para alterarles!

_
Si crees que es imposible, es imposible!

viernes, junio 26

Curiosidad(es)



Hoy me he reafirmado en mi idea de cómo, ante situaciones y sensaciones nuevas, nos seguimos comportando como niños pequeños, las mismas preguntas, las mismas dudas, la misma expresión de sorpresa, los mismos ojos vivos.
Y, al tiempo, me he dado cuenta de cuánto extraña esta actitud en un supuesto ser adulto a juicio de otro, de lo olvidado que tenemos al niño que fuimos y que, en el fondo, es el inicio propio de lo que somos. Cada actitud pueril que hayamos tenido es parte constituyente de nuestros cimientos.
Es curioso que releguemos esa parte inocente e interrogante, siempre despierta, a un segundo plano en la carrera hacia el ser adulto, racional, casi siempre abatido y enredado en el tedio de sus propios bucles falaces.
Hay que, ya no recuperar, mantener el pensamiento prelógico infantil, el asombro. No abogo, en este caso, por la idea de "la memoria de los peces", que cada percepción sea nueva tampoco ofrece gran cosa, un nuevo bucle falaz... sólo eso, y nada más, como decía El Cuervo de Poe.
Lo reconfortante sería saborear cada sensación, cada momento, descubrir cada nuevo matiz que se presente, como hacen los niños, y preguntarse por ellos y no sólo por la generalidad ya aprendida que los engloba. Admirarse y reir, mantener las pupilas vivaces para siempre y no dejarnos ir hacia lo que debemos ser.
El adulto como potencia del niño es una patraña, es el niño, con su cándidez y su amor por lo nuevo, su vivir indagatorio y su modo increíble de enfrentarse al mundo sumergiéndose sin miedo en cada pequeño detalle que ofrece, el que debe predicarse como potencia del adulto.
¡Qué errados estuvieron Kant y demás ilustrados!
Enclaustrados en sus bucles y en sus casas, tratando la vida y el mundo - tan ajenos a ellos como manidos los supusieron - con desdén, pre-ocupándose de noúmenos y seres etéreos sin atender a sus cimientos con la atención que merecen. Estudiaron inventos por partir de invenciones, de sujetos también etéreos, sin lugar en el mundo.
Aristóteles le pidió al filósofo que fuera niño y el filósofo,creyéndose adulto, sin contar alguna que otra demente excepción que podría considerarse prepúber, no ha sido más que un pobre pubescente en plena edad del pavo durante siglos... y ahí seguimos.

jueves, mayo 21

Calor

Ha llegado el calor y con él los exámenes. Hoy al fin he tenido esa sensación de angustia y agobio, como todos los años, tarde. En fin, el calor de la ciudad no ayuda a concentrarse y los pájaros en mi cabeza tampoco son buena compañía para leer al señor Nietzsche... El caso es que en esta época todo el mundo necesita desahogarse, así que es mucho más productivo escribir los problemas y lanzarlos al mundo que andar como un moscón con los que están alrededor en la misma situación, porque éstos tampoco van a poder ayudarme.
Y el problema en este caso son los pájaros, el jolgorio de cantos que hay en mis sienes como si de un amanecer se tratase. Y es que la vida sigue, día tras día, pase lo que pase, y anclarse en un momento pasado sólo sirve para evitar los futuros, pasar por el presente de puntillas y, sin darnos cuenta, contradecir el carpe diem que algunos tenemos por bandera.
Y cuando digo carpe diem siempre lo hago con la boca pequeña, porque al fin comprendí su significado después de pensar durante años que vivía según esa norma, y a pesar de todo me mantengo en mis trece, desaprovechando momentos...
En fin, supongo que sólo me apetecía escribir, decir algo sin tener muy claro qué, y es que necesito buscar inspiración porque las musas revolotean a mi alrededor pero ninguna se instala en mi cabeza para callar a los pájaros, estoy dispersa en todos los sentidos y escribir siempre ha sido una vía para centrarme.
Y después del aparente pesimismo he de decir que no estoy triste, que sigo sonriendo, pero ando algo perdida. Aunque si he de ser sincera, es mi estado natural y el tiempo me ha enseñado que las bolboretas volamos igual con o contra el viento, pero sin conocer el destino, y en el fondo parece lo mejor, porque Ítaca podría ser decepcionante, lo importante es el camino, pero es necesario saber dónde vamos para aprovechar el camino como merece... Y para quien no lo conozca aquí queda un link a ese maravilloso poema de Kaváfis
(http://www.pixelteca.com/rapsodas/kavafis/itaca.html)
Sin más que añadir, yo sigo buscando la felicidad y sonriendo. Igual el sábado llueve y deja de hacer tanto calor, igual el sábado me centro y la encuentro. Si no, al menos disfrutaré de un espectáculo precioso.
La felicidad debe parecerse a un paseo bajo una tormenta de verano. ¡El sábado salgamos a la calle!

miércoles, mayo 13

Comienzos

Esto se trata únicamente de un saludo inicial, quizá una presentación, de algún modo castrada pues Sapoconcho aún no se me ha unido, pero tardará poco... Realmente en este blog procuraremos dejar retazos de nuestra personalidad vía ADSL (quizá WI FI, no hay que descartar nada) y, en tanto que retazos de personalidad que ofrecer al mundo, aparecerán sin orden ni concierto, de forma impulsiva y espontánea cuando nos asalte la inspiración (y las ganas). Sólo de este modo podemos asegurar que lo publicado sea realmente parte de nosotros, ese algo que necesitamos (y por eso debemos) ofrecer.
Lo mejor de esto será lo improbable que nos resultará parecer anodinos, pues el desorden proporciona sorpresa y la sorpresa, en general, risas limpias...
Hasta el momento nada más, cuando lleguen las musas volveremos a encontrarnos, hasta entonces procurad buscar con ahínco la felicidad y reíd a menudo, que es bueno para la salud.